Por: Juan Hitzig, médico gerontólogo
El envejecimiento normal es un fenómeno universal, inexorable, progresivo e irreversible, pero su ritmo es modificable. Sin embargo, el estilo de vida, las influencias ambientales, los hábitos, las actitudes, y determinadas patologías, pueden imprimir velocidad a este proceso.
Podemos decir que hay personas que viven muriendo… mientras que otros mueren viviendo.
Viven muriendo cuando detienen su desarrollo personal, cuando resignan sus proyectos o estrangulan sus ilusiones. Hay una inteligencia celular que detecta esa actitud y condiciona la declinación corporal.
En general, los longevos saludables son personas que viven una vida plena y atemporal. Se dejan ir, sin poner diques al fluir de su existencia. Acompañan su devenir biológico con actitudes de crecimiento y desarrollo personal. Podríamos concluir diciendo que nuestro cuerpo físico es la materialización de nuestros sueños, proyectos e ilusiones.
Las emociones y el estrés generan cambios neuroquímicos y hormonales que pueden acelerar los desgastes biológicos. Si bien los adelantos de la ciencia, la tecnología y la medicina preventiva sumados a los acontecimientos actuales de los procesos celulares del envejecimiento pueden contribuir enormemente a una longevidad saludable, la autogestión es primordial. Muchas personas creen que la longevidad es un acontecimiento médico, cuando en realidad está muy ligada a las propias conductas y actitudes como, por ejemplo, una buena autoestima, satisfacción vital y actitud mental positiva, hábitos de alimentación y ejercicio, y meditación para un crecimiento personal.
Una de las terribles paradojas de todo esto es que las sociedades que quieren a sus viejos, los integran en un envejecimiento activo. En cambio, las que los discriminan, los entretienen de médico en médico, escondiéndolos en los consultorios y hospitales bajo la aparente imagen de cuidarlos, en realidad lo que hacen es excluirlos de la sociedad.
La VERDADERA EDAD está compuesta por distintas variables
Y ellas son:
– Edad cronológica: es la que depende de la “cédula “
– Edad biológica: es la que depende de la “célula “
– Edad psicológica: refleja lo que sentimos y pensamos del momento vital que estamos viviendo
– Edad social: depende de cómo nos ven “los otros “, ya sean estos individuos, o toda la sociedad, según el modelo de envejecimiento imperante en cada época o lugar. Está muy influenciada por nuestras actitudes y conductas
Desde el punto de vista terapéutico adquieren especial importancia la edad cronológica (EC) y la edad biológica (EB).
La EC está regida por una agenda genética que induce los cambios biológicos según el proyecto de la selección natural y es la expresión de las modificaciones que el tiempo ejerció sobre la biología.
Si bien la ciencia está trabajando intensamente sobre la comprensión y manipulación de los genes, no es posible actualmente producir cambios en este aspecto.
La EB está determinada por el curso de la vida; durante el mismo se desarrollan hábitos y actitudes que ejercerán su influencia sobre 5 puntos de los cuales depende la velocidad del envejecimiento.
A saber:
a-La biología y su mantenimiento. Es un tema de salud pública y autocuidado
b-El alimento. Somos lo que comemos
c-El movimiento. Úsalo o piérdelo,
d-El pensamiento. Interpretamos la realidad según nuestras creencias
e-El sentimiento. No es lo que pasa, es que nos pasa con lo que pasa.
d- Las emociones y en especial el estrés (ambiental y emocional) generan cambios neuroquímicos y hormonales que pueden acelerar los desgastes biológicos por alteraciones inmunitarias que disminuyen su capacidad defensiva y reparadora.
– Al nacer somos todos idénticos.
– A los 6 años somos todos iguales.
– A los 24 somos todos parecidos.
– Pero a los 76 somos todos diferentes…..
¿A qué se debe?
A que cuanto más avanzada es la edad cronológica, más impacto e influencia tuvo el curso de la vida sobre la edad biológica.